Miércoles 12/11/2025

La soledad deseada o el aislamiento social: una cuestión de salud y de vínculos humanos

Conferencia de Guillermo Parra en la Biblioteca Maestro Martí Tauler de Rubí

Anoche, la Biblioteca Maestro Martí Tauler de Rubí acogió una nueva actividad del Aula de Extensión Universitaria de Rubí en colaboración con AmicsUAB, que marcó el reencuentro del grupo tras el inicio del curso. Aproximadamente 35 personas asistieron a la conferencia titulada Soledad deseada o aislamiento social: impactos en la salud mental en las personas mayores, a cargo de Guillermo Parra, profesor de Psicología de la Universidad Autónoma de Barcelona.

El profesor Parra comenzó la sesión diferenciando entre la soledad deseada, que puede tener efectos positivos y permite momentos de reflexión, creatividad o espiritualidad, y la soledad no deseada, que a menudo se asocia al aislamiento social, la tristeza y problemas de salud física y mental, convirtiéndose también en un reto de salud pública.

Según explicó, la soledad prolongada puede incrementar el cortisol, debilitar el sistema inmunitario y aumentar el riesgo de depresión, ansiedad e incluso de demencia. En cambio, cuando es elegida y vivida de forma consciente, puede convertirse en un espacio de bienestar emocional y crecimiento personal.

Parra presentó diversas estrategias y abordajes para hacer frente a la soledad y promover el bienestar en la vejez, estructuradas en tres niveles:

A nivel comunitario, destacó la importancia de los programas intergeneracionales y de mentoría inversa, de los clubes sociales, talleres culturales o bancos de tiempo, así como el papel clave de las políticas públicas de inclusión. Citó como ejemplo el Plan Nacional contra la Soledad no deseada del Reino Unido (2018), que creó la figura del “ministro para la soledad” y promueve el diseño de entornos urbanos y servicios que fomenten la conexión social.

A nivel individual, remarcó la necesidad de fomentar redes significativas (familia, vecindario, amistades), entrenar habilidades sociales y emocionales, incrementar la actividad física y participar en grupos de apoyo o psicoterapia, puesto que se ha demostrado su eficacia al reducir la soledad percibida.

A nivel simbólico-cultural, propuso revalorizar la vejez como una etapa de transmisión y sabiduría, impulsando la participación social, el voluntariado y la representación positiva de la madurez en los medios de comunicación.

Después de una primera parte más teórica, el profesor Parra invitó al público a compartir experiencias, emociones y preocupaciones relacionadas con la soledad y las relaciones sociales. Esta segunda parte se convirtió en un espacio muy participativo y cercano, donde las personas asistentes pudieron expresar cómo viven este fenómeno en su día a día y reflexionar sobre la importancia del vínculo humano a lo largo de la vida.

El acto concluyó con un debate colectivo muy enriquecedor, que dejó la sensación compartida de que la soledad puede ser un espacio de libertad pero también una señal de alarma cuando deriva en aislamiento. La clave, tal y como resumió Parra, es garantizar que “todo el mundo tenga alguien con quien hablar y algo significativo que hacer”.

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