Uno de los conceptos más frecuentes en los discursos respecto a las poblaciones originarias del sur del Sáhara instaladas en Europa, en particular en España, es "integración". De ello hablan tanto la clase política como los ciudadanos y ciudadanas corrientes. No pocas veces, la ideología "integracionista" presenta el continente africano como un bloque monolítico. Es decir: basándose en una concepción racista de los pueblos, se reduce la esencia intrínseca de las africanas y los africanos a unas cuantas características proclamadas "comunes a todas las africanas y todos los africanos". Estas características pseudo-comunes a "todas las africanas y todos los africanos" autorizan a los pro-integracionistas a amontonar a los "colectivos africanos" dentro de un grupo, más bien despreciado, llamado "ellas/ellos", "los inmigrantes", "los negros", que se sitúan en los antípodas de un mundo maravilloso: "nosotros", "los occidentales", "los blancos".
Esta cruzada de la "integración generalizada" tiene varios "artículos de fe". Hablaré aquí solo de uno de los más relevantes de estos axiomas, a saber: la convicción según la cual las africanas y los africanos conocen muy poco o no conocen nada "LA cultura occidental".
Es un error inmenso. Porque, desde la época colonial, no "LA cultura occidental", sino, más bien, "las culturas occidentales" no son ningún misterio para multitud de africanas y africanos. De hecho, sin haber puesto la punta del pie en ningún país europeo, son miríadas las africanas y los africanos que han logrado una proeza de la que nunca se habla o se habla muy poco aquí: generar una identidad africana propia, resultado de la fusión armoniosa entre raíces africanas y occidentales.
Los agentes de este fenómeno particular son múltiples. Considero aquí solo uno de estos factores que, en mi opinión, ha tenido efectos más duraderos: la instrucción. Conviene saber que las características de la enseñanza en África hacen que esta sea una de las herramientas más potentes para la propagación de la cultura occidental en África. De hecho, además del hecho de que, en muchos lugares de África, la instrucción se hace casi exclusivamente, según el país, en inglés, francés, portugués y castellano, la instrucción en África realiza dos tareas conjuntas: consolidar el arraigo africano de la juventud y, al mismo tiempo, dotarla de instrumentos aptos para hacer de ella decisores y decisoras del mundo contemporáneo. La segunda ambición sería una pura utopía sin una enseñanza adecuada de las culturas occidentales, en particular europeas.
El reto de la instrucción en África -en particular con sus dos vertientes, africana y occidental- constituye una decisión que pone una carga financiera extrema sobre los Estados, a menudo muy débiles económicamente. Ante la penuria financiera que constituye el destino también de muchas familias africanas, la gran mayoría de ellas recurre al trabajo principalmente de las mujeres. Son ellas, nuestras madres, nuestras abuelas, nuestras hermanas, las mujeres valientes, sin cuya inventiva y abnegación estudiar sería un sueño imposible para la gran mayoría de las africanas y los africanos. Igualmente, para los niños, las niñas y los jóvenes de África, estudiar comporta sacrificios inimaginables para los alumnos y estudiantes de aquí.
Conviene subrayar que la enseñanza de las culturas occidentales en África no es comparable con la "aproximación a África" que aparece en algunos currículos escolares y universitarios occidentales. Porque en África, se estudian la literatura, la historia, la geografía, las lenguas, etc. occidentales no de manera corriente (¡en 30 minutos!), sino durante años, desde la escuela primaria hasta la universidad.
Explico todo esto para decir que la ideología de la "integración generalizada" es impropia y "caduca", cuando se habla hoy del continente africano. De hecho, la mejora del acceso a la formación escolar y universitaria -sobre todo para las niñas- a lo largo de estos últimos años hace que actualmente sean numerosas las africanas y numerosos los africanos que no esperan la llegada a Europa para "integrarse" en las culturas occidentales. Porque, gracias a esta instrucción, muchas africanas y muchos africanos optan, ya en África misma, por los principios constitutivos de las sociedades occidentales, enseñados por los grandes pensadores europeos como Sócrates, Simone de Beauvoir, Voltaire, etc. Pero, sin renunciar a su identidad africana.
Abramos efectivamente los corazones y las puertas a las africanas y los africanos de Cataluña y quedaremos maravillados. Ex Africa semper aliquid novi. África siempre sorprende. Agradablemente.
Jean Bosco BOTSHO